El texto teatral cuenta la lucha de dos
mujeres, Samarkanda y Obsidiana, dos viejas prostitutas que han vivido
"peleando como en un ring de boxeo". Según los artífices del montaje,
los dos personajes "hacen y deshacen ante los espectadores la maleta de
sus sueños y destinos", mientras intentan que sobreviva su burdel “país”,
El Ladrillo Rojo, convertido en una aséptica casa de citas.
Los responsables de la obran apuntan que “El
ambiente en el que se desarrolla “Noches de satén rígido”, es un universo
esperpéntico en el que los sueños cuelgan como húmedas prendas sobre los
tendederos, a riesgo de que se las lleve el viento”. Estas mujeres, evocan los
recuerdos del ayer y los mezclan con sus fantasias del futuro, la primera
quiere huir de su futuro y la segunda ensalza su origen.
Entre los diagolos los personajes, manejan
contenidos politicos y sociales, con toques ironicos, sin embargo, el trasfondo
de la pieza es que habla de la mujer, de su seno perdido por el cancer, de sus
fastasmas, de sus frustraciones, de la prostitucion, del extranjero, la
soledad, las alegrias, de la vida y la muerte. El “cáncer”, el mal de este
siglo, representado "en una teta cortada y posteriormente enterrada en
cristiana sepultura", por otra parte, el dramaturgo se especializó en escenificar
personajes, en su mayoría mujeres, todas “preñadas” de erotismo, sensualidad y
sexualidad.
José Gabriel Núñez narra en este texto, una
realidad que, aunque tiene sus raíces en Latinoamérica, es universal. El
personaje de la prostituta siente dolor, soledad y amor, inquietudes comunes a
todas las personas, siendo este un ser humano. . No son personajes marginales,
sino marginados por una sociedad que se niega a evolucionar o cambiar sus
normas caducas, aunque él sabe que con su teatro ayuda a desmoronar ese
obsoleto edificio o fábrica de ciudadanas y ciudadanos sufridos.